Los hijastros, de 18 y 19 años, se comportaron de manera salvaje, negándose a dejar de follar mi parte trasera.Su deseo insaciable por mi culo abierto llevó a intensas sesiones anales y de creampie, dejándome agotada pero satisfecha.
Me quedé sorprendido cuando mi comportamiento de hijastro se volvía cada vez más salvaje.Él me follaba implacablemente la parte trasera, dejándola boquiabierta y goteando de semen.Su apetito insaciable por mi derriere era un espectáculo para contemplar, y parecía ser incapaz de detenerse.Mi hijastro, un joven del rango de 18-19, insistía en llenar mi puerta trasera con su enorme miembro, sin importar el dolor o la incomodidad.Sus acciones eran implacables, y no mostraba signos de desaceleración.Como prostituta colombiana, me había encontrado con mi justa parte de hombres, pero ninguno había sido tan insaciables como mi hijastro.Me doblaba y me extendía ampliamente, dejando mi trasero expuesto para su placer.Su miembro considerable me llenaría hasta el borde, estirando mis límites y dejándome jadear de aliento.Su cogida implacable me dejó anhelando más, y me encontré ansiosa su tacto.